Los mayores consumos de drogas por países
Las intoxicaciones de los ciudadanos por países y automedicación
Irán, heroína
Por su localización geográfica, este país se encuentra en medio de una ruta que es utilizada para el tráfico de opio. Por ello, su consumo ha incrementado entre sus habitantes. Desde su revolución, el número de adictos incrementó estrepitosamente: 3.5 millones estiman las cifras oficiales.
Reino Unido, alcohol
Cualquiera que haya bebido con un británico, habrá notado que su actitud frente a esta sustancia difiere radicalmente de la del resto del mundo. Según la BBC, el alcohol es responsable de 34 mil muertes anualmente. Los británicos trasladan este consumo a sus viajes al extranjero.
Francia, fármacos automedicados
Aparte de consumir mucho vino (si puede considerarse una droga) los franceses son grandes consumidores de antidepresivos y tranquilizantes. De todo el continente europeo, es en este país donde hay más farmacias, 23.271 para 60 millones de personas, casi el doble que el Reino Unido, que tiene una población similar.
Eslovaquia, inhalantes
El 13% de los consumidores de estupefacientes regularmente abusan del tolueno, un disolvente de pintura. El investigador Peter Vazan estudió a la comunidad joven gitana y encontró que es en ella donde este inhalante tiene más presencia. La pobreza, la falta de inserción social, la discriminación, los prejuicios sociales y la disponibilidad del solvente son las principales causas que llevan a los jóvenes gitanos a experimentar con los inhalantes.
Rusia, alcohol
En este país, los ingresos públicos han dependido, por siglos, del alto consumo de alcohol entre sus habitantes, lo que se traduce en graves problemas de alcoholismo entre la población, unos 7 millones de dependientes a esta sustancia, según cifras oficiales, aunque los expertos sospechan que el número es mucho mayor. Los rusos consumen, en promedio, 18 litros de alcohol al año, más de doble de lo que la OMS considera saludable y aunque tienen como excusa "el frío" y el wodka para calentarse tal vez es demasiado no?
Afganistán, heroína
Debido al aumento de la producción, los precios han bajado y la droga se ofrece a pocos dólares en las calles de la ciudad. Para los afganos, esta droga y los opiáceos es una via de escape a la pobreza y a la monotonía que impera en el país. De acuerdo a cifras de la ONU, entre 2005 y 2009, el número de consumidores aumentó un 53%. Esto significa que casi el 3% de los afganos de entre 15 y 64 años de edad son adictos a los opiáceos.
Canadá, marihuana
Según cifras de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, el 16.8% de los canadienses de entre 15 y 64 años fumaron marihuana el año pasado. Esto se debe, entre otras cosas, a la rentabilidad y la gran cantidad que se exporta de contrabando a los Estados Unidos, entre el 60% y el 90%, estiman los expertos.
Estados Unidos, automedicación
Después del consumo de marihuana, es la segunda actividad más frecuente de este tipo. Se estima que hasta un 20% del total de los habitantes de este país han utilizado distintos fármacos para distintos usos que nada tienen que ver con su principal finalidad. En el 2000 alrededor del 43 % de las urgencias de los hospitales eran debido al abuso de medicamentos recetados mal administrados.
Según datos de la Encuesta Nacional sobre el Uso de Drogas y la Salud, casi un tercio de personas de 12 años que tuvieron su primera experiencia con drogas fue a partir de un medicamento no recetado.
Brasil, oxi
Se trata de una píldora altamente adictiva (una alter-version del crack) hecha de pasta de coca, gasolina, kerosene y cal. Debido a su precio tan bajo, se estima que existen más de 8000 consumidores en el oeste de Brasil. Solo el tiempo dirá si su uso se expande por todo el país y, posteriormente, a todo el mundo.
México, metanfetaminas
Antes de la proliferación de carteles de droga, este país no tenía grandes problemas de adicción. Sin embargo, a partir del 2007, las cosas han cambiado debido a que los narcotraficantes han logrado penetrar en el mercado mexicano, aumentando en gran medida el consumo de sus productos. Las disputas por territorios han hecho que sea difícil cuantificar el número preciso de adictos a esta droga. Además, los programas del gobierno de ayuda social resultan ineficaces para evitar el consumo
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